Si quieres saber qué visitar en San Felices de los Gallegos continúa leyendo este artículo porque queremos recomendarte los mejores sitios para conocer esta villa medieval.
La Villa de San Felices de los Gallegos, de origen medieval, está situada al oeste de la provincia, en la comarca de El Abadengo, a 105 km, de la ciudad de Salamanca, frente a la frontera de Portugal y separada por el cauce del río Águeda.
Sin duda, lo más significativo es su gran patrimonio histórico-artístico, pero no solo historia y cultura es lo que encontrarás en esta bella localidad.
A continuación te dejamos un listado con los lugares que debes conocer si vienes a visitar San Felices de los Gallegos, toma buena nota:
Iglesia Nuestra Señora entre Dos Álamos
Iglesia Nuestra Señora entre Dos Álamos
Título de diapositiva
Iglesia Nuestra Señora entre Dos Álamos
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La Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. Entre Dos Álamos está situada en la Plaza Mayor de San Felices de los Gallegos, a lo largo del tiempo sufrió diversas intervenciones.
El templo original era románico y de esa etapa se conserva una puerta de medio punto en el muro norte, hoy cegada. También una capilla con canecillos en la línea de cornisa y la portada de los pies. Ésta muestra un arco de medio punto ligeramente apuntado con arquivoltas, tres columnas a cada lado y capiteles vegetales, que permiten fecharla a principios del siglo XIII.
El templo se amplió a mediados del siglo XVI, adquiriendo así su configuración definitiva de planta basilical con tres naves, coro a los pies y una única cabecera poligonal con bóveda estrellada reconstruida a finales del XIX tras haberse derrumbado a causa de un incendio.
Las naves están separadas por grandes arcos semicirculares apoyados en columnas con capiteles de orden dórico, y se cubren con artesonado de madera. También del XVI es una torre que se adosó a la cabecera, la portada meridional con alfiz que da a la plaza y varias ventanas con arco de medio punto.
En 1618 se levantó la capilla del licenciado D. Bartolomé del Corral y ya en el siglo XVIII se modificó el cuerpo superior de la torre existente y se hizo una nueva a los pies según las trazas y condiciones dadas por el arquitecto mirobrigense Manuel Moíños.
Destacados artistas trabajaron para la iglesia parroquial. Sobresale el pintor Luis de Morales, que entre 1572 y 1574 hizo el retablo mayor, destruido en un incendio que se llevó también el artesonado de madera original, del siglo XIV y el órgano, así como numerosos documentos pertenecientes al archivo de la villa y al parroquial, que se guardaban junto a una de las capillas y varios retablos de madera.
En las naves laterales, se levantan dos capillas renacentistas, de finales del XVI y de principios del XVII. Bajo el pavimento del templo, de losas labradas, se encuentran las sepulturas de las principales familias de San Felices. En el interior del templo aún se conservan los escudos de la Villa de San Felices y de los Duques de Alba.
Del siglo XVIII data el levantamiento de las torres del campanario.
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Muy cercano a la Iglesia Parroquial encontramos el Convento de Las Agustinas de La Pasión, designado en un principio como Convento de la Pasión de Religiosas Canónigas Regulares de San Agustín.
Lo funda hacia 1508 doña Petronila Cuadrado, por Bula Pontificia de Julio II, gracias a la colaboración económica de los Reyes Católicos y sobre todo a las limosnas aportadas por los vecinos del pueblo. Desde entonces la historia de la villa ha corrido paralela a la de esa pequeña comunidad de religiosas agustinas canonesas, en cuyos muros vivió la muy conocida Madre Trinidad.
Sin mencionar las interesantes obras artísticas que custodia en su interior, en lo relativo a la arquitectura se desconocen los autores del convento inicial, remodelado en etapas diferentes. Así, en un primer momento, en el siglo XVI se levantan la entrada principal del convento y el torreón mirador. Hacia finales del siglo XVII, el arquitecto Cristóbal de Honorato y San Miguel, hizo, entre otras obras, la reestructuración del claustro. Y en una tercera etapa, a partir de mediados del XVIII, se reconstruyeron las celdas y posteriormente se levantó una nueva iglesia barroca.
De bellas proporciones y planta rectangular, con coro bajo y alto ocupados por la comunidad de agustinas, en la que participaron los maestros de cantería Juan Vicente, Juan de Otero y José Vicente Castellanos, bajo la más que probable dirección del arquitecto portugués Manuel Méndez, lo que explicaría su clara filiación con la arquitectura barroca lusa. En la portada de la iglesia los canteros portugueses plasmaron el escudo de la abadesa fundadora en su segundo cuerpo, en él aparecen las insignias de su cargo: báculo y mitra, el corazón del escudo de la orden agustiniana y las cinco llagas en forma de cruz, el emblema del monasterio. En el interior podemos encontrar dos fantásticos retablos de madera sin policromar.
Actualmente sigue en funcionamiento como convento, donde habitan 12 monjas de clausura que hacen y venden un montón de dulces variados.
Tendrás que acceder al patio ya a través del torno te darán la llave para entrar en el despacho.
Normalmente, en verano y en Semana Santa se puede visitar la iglesia del convento.
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El Museo del Aceite llamado “El Lagar del Mudo” está situado en el casco urbano de San Felices de los Gallegos, dentro del que fue antiguo pajar del molino en el siglo XVIII.
En él se explica, a través de unos sencillos murales la historia del olivo y del aceite. También se exponen objetos relacionados siempre con el aceite y sus usos; entre los que destacan vasijas de aceite, una muela del año 1868, auténticos candiles que un día utilizaron los lagareros, cestas de mimbre e incluso una tartana, así como antiguas piedras islámicas, lámparas púnicas y otros objetos de gran valor histórico relacionadas con el preciado jugo de la aceituna.
La muestra recorre detenidamente el paso de la aceituna hasta convertirse en aceite a través de diferentes salas, desde el patio, donde se depositaba la aceituna en las “lagaretas”, pasando por su prensado y extracción en el molino (excelentemente restaurado), hasta su conservación en las tinajas.
El museo, que ha recibido ya la visita de mil de personas, explica de un modo muy práctico y atractivo cómo se elaboraba el aceite de oliva antiguamente. “El Lagar del Mudo” posee la prestigiosa Medalla Europa Nostra 2002 concedida en Bruselas por su excelente restauración y conservación del Patrimonio.
Posteriormente, en el año 2004, en Croacia se volvió a otorgar otro destacado premio al Museo.
"El Lagar del Mudo" es socio fundador de Olearum, la Asociación Nacional de la cultura y el Patrimonio del Aceite.
También en el casco urbano de la villa, podremos disfrutar con la visita a otro interesante museo: el Museo de la Cantería..
Este atractivo museo muestra en tres plantas todo el camino que recorre el granito en el espacio y el tiempo, desde su origen en el interior de la tierra hasta su destino en cualquiera de las edificaciones.
La planta baja se centra en la identidad del granito, su formación hace millones de años, los distintos tipos y las canteras de donde se extraen, acercándote a este Patrimonio Geológico a través de los diferentes vestigios arquitectónicos de granito que existen en el pueblo elaborados por sus canteros, un oficio muy arraigado en esta localidad a principios del siglo XX.
Esta primera dependencia está presidida por una reproducción de un verraco de granito, de la época de Los Vacceos (200 años a.C.) y por los diferentes tipos de piedra granítica que se utilizaban para todo tipo de construcciones: pesebres, pilas romanas, capiteles, dinteles, chozas pastoriles o fuentes son algunos ejemplos que se muestran en el museo.
La segunda planta muestra las herramientas y el trabajo que han desarrollado en el último siglo los canteros de San Felices de los Gallegos, que hicieron más hermosa su villa gracias a su artístico oficio.
El piso superior acoge un documental sobre las construcciones que puedes ver alrededor del pueblo, en 10 minutos de cortometraje caminarás al encuentro de las más variadas obras que rodean San Felices y verás que es tan interesante el interior como el exterior de la población.
La fortaleza, con su imponente Torre del Homenaje, es el monumento más conocido de toda la villa. La primitiva torre fue derruida y sobre ella se edificó la actual a mediados del siglo XIV, al convertirse el castillo en residencia palaciega. La torre rodeada por otra muralla con almenas como segunda defensa, levantada en su robusta configuración actual del siglo XV, repartía su altura en tres pisos o suelos con fuerte envigado, más otro inferior que estaba sobre la bóveda poco más elevado que el nivel de la plaza. Bajo esta bóveda estaba el compartimento que servía como almacén de pólvora, y debajo de este almacén se repartió el cóncavo de la torre en dos separaciones, una para un calabozo subterráneo y otra para cisterna o aljibe, donde se almacenaban las aguas de la plaza y murallas, que se vertían a través de canalones de piedra empotrados para tal fin. La torre disponía también de salidas subterráneas ocultas. Las garitas volandas en sus frentes, desde la que se puede contemplar una extensa panorámica y la serie de ventanas, algunas de ellas de una elegancia indiscutible, convierten la torre en uno de los mejores ejemplares de los castillos mitad palacio-mitad fortaleza. Las Murallas del castillo fueron en su origen una primitiva cerca, o Cerca Vieja durante el siglo X, siendo reforzada tras su conquista a finales del siglo XIII por el rey Don Dionis, bordeándose posteriormente su perfil exterior hasta conformar cinco recintos amurallados. No fue hasta el siglo XVII que se construyeron los actuales baluartes. Este recinto, abaluartado o bastionado, es de transición sobre el de las murallas, no abundando casos semejantes, lo que hace a todo este conjunto, si cabe todavía más especial. Hoy día aún pueden verse algunos lienzos puertas y torres, como el Arco del Puerto y la Torre de Las Campanas. Destacamos esta Torre de Las Campanas, ya que es uno de los principales y singulares edificios de la villa. Es de planta cuadrada, se levanta a base de sólidos sillares de granito y está coronada por un campanario cubierto con estructura de madera y teja. A través de sus arcos apuntados de transición al gótico se accedía al recinto exterior de la fortaleza. Su construcción data del siglo XIII y se cree que fue la espadaña exenta de la antigua iglesia románica, hoy Nuestra Señora entre Dos Álamos.
El Aula Histórica de San Felices está instalada en el interior de la recientemente restaurada Torre del Homenaje del Castillo. Permite conocer de manera gráfica y amena la evolución histórica del monumento, narrando los principales acontecimientos que vivieron el castillo y la localidad de San Felices, en relación con sus luchas fronterizas. Se ofrece un recorrido señalizado por los elementos más interesantes de los recintos fortificados del pueblo. Los medios utilizados son carteles ilustrativos (construcción, características, cronología...), maquetas, paneles, dibujos, elementos interactivos, reproducciones de armamento de la época... Pudiendo ser utilizados por los visitantes los objetos de la exposición. El aula se distribuye en tres plantas que ocupan el interior de la torre, a las que se accede siguiendo la peculiar escalera de piedra, original del castillo; la vista desde la terraza del castillo de los recintos fortificados; y el sótano, donde pueden reconocerse el antiguo aljibe, almacén y calabozo de la torre. Los pisos superiores se dedican a la evolución de la arquitectura militar y de la historia de la propia fortificación, desde el origen hasta la Edad Media, las luchas entre los reinos de León y los territorios islámicos, hasta las luchas de frontera con Portugal en la Edad Moderna y el abandono de las funciones defensivas. En la planta baja el visitante dispone de información sobre la villa, el lugar que ocupó en la historia de la frontera, su patrimonio monumental, sus fiestas... y un pequeño punto de venta de objetos relacionados con la Ruta de las Fortificaciones de Frontera.